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Leucemia

En el IEO, ofrecemos tratamientos integrales para todos los pacientes que presentan neoplasias hematológicas, con terapias de vanguardia que cumplen las directivas internacionales y recursos de asistencia. La División de Oncología Hematológica Clínica ha desarrollado un programa de asistencia que presta atención las 24 horas del día (CARE) para garantizar la asistencia integral que necesitan todos los pacientes.

EN POCAS PALABRAS

Las neoplasias hematológicas, también llamadas cánceres de la sangre, afectan las células de la médula ósea, el sistema linfático y el sistema inmunológico. 

El cáncer de la sangre se origina a partir de la proliferación y la supervivencia de los dos principales linajes de células sanguíneas: líneas de células mieloides y linfoides. 

  • La leucemia (cáncer de la sangre) puede ser de cuatro tipos: 
  • Leucemia aguda: mieloblástica (LMA) o linfoblástica (LLA) 
  • Leucemia crónica: mielógena (LMC) y linfocítica (LLC) 

FACTORES DE RIESGO DE LA LEUCEMIA

Un nivel elevado de radiación es el principal factor de riesgo de la leucemia, en particular la leucemia mieloide aguda (LMA). 

Otros factores de riesgo son: 

  • La exposición a ciertos agentes causantes de cáncer, por ejemplo, dosis elevadas de radiación y disolventes (por ejemplo, benceno) 
  • Fumar 
  • Alteraciones e insuficiencia de la médula ósea, como por ejemplo, los síndromes mielodisplásicos. 
  • Síndromes genéticos raros 

PREVENCIÓN Y DIAGNÓSTICO

Leucemia aguda, mieloblástica (LMA) o linfoblástica (LLA) 

La leucemia aguda es un tipo de cáncer cuyas células se multiplican rápidamente y exige un tratamiento sin demoras. La sangre se compone de distintos tipos de células que se generan dentro de los huesos, en lo que se conoce como la médula ósea. Cuando este tipo de cáncer se manifiesta, la médula ósea genera glóbulos sanguíneos anormales de forma descontrolada y que no satisfacen las necesidades del cuerpo. Este tipo de cáncer puede provocar signos y síntomas tales como: 

 

  • Debilidad o sensación de cansancio 
  • Sangrado 
  • Fiebres e infecciones frecuentes 

 

Diagnóstico de la leucemia aguda: 

El éxito del plan terapéutico para todos los cánceres de sangre depende del diagnóstico adecuado a nivel microscópico y molecular. Esto se hace con una evaluación integral de: 

  • Los análisis de sangre, en particular, un hemograma completo (HC) y un análisis del frotis sanguíneo 
  • Exámenes de médula ósea, entre otros: 
  • Evaluación histológica 
  • Análisis inmunofenotípicos de los glóbulos sanguíneos y de células de la médula ósea. 
  • Análisis citogenético para detectar anomalías cromosómicas. 
  • Estudios genéticos para detectar anomalías características de la enfermedad en el ADN. 

Leucemia linfocítica crónica (LLC) y leucemia mieloide crónica (LMC) 

La leucemia crónica es un tipo de cáncer de la sangre que en general, crece lentamente. 

Los principales signos y síntomas de este cáncer de sangre son: 

  • Sensación de fatiga y debilidad. 
  • Facilidad para contraer infecciones 
  • Fiebres, sudoración nocturna y pérdida de peso. 

Linfadenopatía y organomegalia: los pacientes con leucemia linfocítica crónica (LLC) pueden tener ganglios linfáticos inflamados en el cuello, debajo del brazo o en la ingle; los pacientes con leucemia mieloide crónica (LMC) pueden presentar un agrandamiento del bazo. 

Diagnóstico de la leucemia crónica: 

El hemograma completo (HC), combinado con el análisis del frotis sanguíneo, es el primer paso para sospechar que existe una leucemia crónica 

El diagnóstico de la LLC se puede realizar mediante un análisis inmunofenotípico, que puede indicar la presencia de una población de linfocitos clonales, es decir, la población de la LLC neoplásica. 

Para diagnosticar la LMC es necesario realizar un análisis molecular del ADN de la sangre o de la médula ósea, que revela la presencia del gen bcr-abl distintivo, que se origina por la translocación entre los cromosomas 9 y 22, dando lugar al diagnóstico de "Cromosoma de Filadelfia" (Ph-1)". 

 

TRATAMIENTO Y ENSAYOS CLÍNICOS

Tratamiento para la leucemia aguda, mieloblástica (LMA) o linfoblástica (LLA) 

El tratamiento es complejo y depende del tipo de cáncer de la sangre y otros factores, como la edad y la disponibilidad de los donantes para el trasplante de médula ósea. 

En general, el tratamiento de la leucemia aguda incluye dos fases iniciales. 

La primera fase del tratamiento se llama "inducción de la remisión" y dura unas 4 semanas. Esta fase del tratamiento requiere internación y la administración de regímenes de quimioterapia. 

Una vez logrado el estado de "remisión", es decir, ya no se detectan células sanguíneas anormales en la sangre o la médula ósea con un análisis microscópico, comienza la segunda fase, denominada "terapia posterior a la remisión". Esta fase incluye: 

Administración de quimioterapia complementaria durante un período de 3 a 4 meses y en pacientes más jóvenes, trasplante de médula ósea, ya sea utilizando las células de la médula ósea del paciente para poder aplicar dosis más altas de quimioterapia (trasplante autólogo) o reemplazando las células de la médula ósea enfermas con más células sanas de un donante voluntario (trasplante alogénico o trasplante de células madre hematopoyéticas alogénico, TCMH). De hecho, el TCMH alogénico es la opción más eficaz para pacientes menores de 65-70 años, con leucemia aguda y características de pronóstico desfavorables o con cáncer de la sangre refractario o recidivante; el efecto anti-leucemia mediado por el sistema inmunitario, que es particular del trasplante alogénico, hace que el procedimiento de TCMH alogénico sea sumamente eficaz para tratar la leucemia, si bien resulta mucho más complejo que el trasplante autólogo. 

En algunos casos, la radioterapia se usa para matar las células cancerosas restantes en ciertos órganos del cuerpo, como por ejemplo, cuando se ha comprometido el sistema nervioso central, en general al concluir la aplicación de la quimioterapia. 

Importancia de la evaluación del cáncer de sangre luego del tratamiento 

La evaluación precisa de la respuesta al tratamiento es crucial en la leucemia aguda (LA). En particular, se han desarrollado procedimientos moleculares e inmunofenotípicos para detectar eventuales cantidades mínimas de células cancerosas en la sangre que podrían persistir después del tratamiento, en una concentración inferior a los niveles detectables con los métodos de evaluación normales. Esto se denomina enfermedad residual mínima (ERM). La evaluación de ERM ya es una de las principales herramientas en el manejo de la LA, así como en otros cánceres de la sangre en los que se puede evaluar y monitorear la ERM. En particular, en LA, la ERM puede dirigir las estrategias de tratamiento tras la terapia de inducción; además, la decisión de aplicar quimioterapia complementaria en lugar de hacer un trasplante suele depender de los resultados de la ERM. En nuestras instituciones en el IEO, el estudio de la ERM tanto en las células de la médula ósea (MO) como de la sangre periférica (SP) es un punto clave en el tratamiento de los pacientes con LA. Además, se están efectuando estudios de investigación con un doble objetivo: Optimizar el uso del análisis de ERM en los pacientes con LA y ampliar la población de pacientes con neoplasias hematológicas malignas que podrían ser evaluados y monitoreados con la ERM. 

La ERM se evalúa con regularidad en momentos determinados del tratamiento. Además, todos los pacientes se someten a consultas regulares y si es necesario, se realizan otros análisis de sangre y exámenes clínicos complementarios durante los distintos pasos del tratamiento y a largo plazo, una vez concluido todo el programa de tratamiento. 

Tratamiento para la leucemia linfocítica crónica (LLC) y la leucemia mieloide crónica (LMC) 

Leucemia linfocítica crónica (LLC): 

Al ser un cáncer de sangre lento e indolente, la LLC se trata cuando causa síntomas o comienza a crecer más rápido que su ritmo original. 

La principal forma de tratamiento para este cáncer de la sangre es la quimioterapia combinada con inmunoterapia. La elección entre diferentes fármacos de quimioterapia dependerá no solo del perfil molecular del cáncer de sangre, sino también de los factores relacionados con el paciente y las comorbilidades. La inmunoterapia consta principalmente de anticuerpos monoclonales dirigidos contra antígenos de superficie de linfocitos neoplásicos. El anticuerpo monoclonal anti-CD20 (Rituximab) es el más utilizado. También se encuentran en desarrollo avanzado otros anticuerpos monoclonales y nuevos fármacos dirigidos contra puntos de control moleculares que se expresan de manera anormal en las células de la LLC (ver también: la sección Linfoma, nuevos fármacos dirigidos) 

Leucemia mieloide crónica (LMC): 

Las células de la LMC albergan el gen anormal bcr-abl, cuyo producto es una tirosina quinasa, responsable de la producción excesiva de cánceres de sangre mieloides. En las últimas dos décadas, se han desarrollado fármacos muy eficaces que inhiben el producto tirosina quinasas bcr-abl (conocidos como inhibidores de la tirosina quinasa o ITK), algo fundamental para el manejo y la esperanza de vida a largo plazo de los pacientes con LMC. En la actualidad, la mayoría de los pacientes con LMC responden bien al tratamiento con ITK, sin la necesidad de recurrir a los procedimientos de quimioterapia o trasplante. Los ITK son muy eficaces para controlar el cáncer de sangre a largo plazo y han sido un éxito revolucionario en la historia de este cáncer de sangre. El tratamiento exige consultas frecuentes para evaluar el curso de la respuesta del cáncer de sangre, con análisis de sangre y de la médula ósea, si es necesario. 

En algunos casos, las células cancerosas de la sangre crecen más rápido y se descontrolan más con la "primera generación" de ITK; sin embargo, los ITK de"segunda o tercera generación", que han sido desarrollados más recientemente, pueden superar la resistencia a los medicamentos. 

Otros tratamientos, que pueden ayudar a controlar los estadios avanzados, generalmente poco frecuentes, del cáncer de la sangre son: 

Quimioterapia: puede haber varios regímenes. 

Trasplante de médula ósea: después de la quimioterapia intensiva, se utilizan células de la médula ósea de donantes sanos para reemplazar las células de la médula ósea del paciente. 

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